Porque Copiamos, aunque no queramos


Vivimos rodeados de modelos que no elegimos: formas de trabajar, de vestir, de relacionarnos, de “ser alguien”.
A veces seguimos todo eso sin pensarlo… porque pensar duele más que imitar.
Pero copiar tiene un costo: te aleja de vos mismo.
Acá no vamos a moralizar.
Solo a entender por qué hacemos lo que hacemos,
y cómo volver a decidir por cuenta propia.
Si estás cansado de repetir sin saber por qué, quedate.
Podés empezar a elegir distinto.
Por qué copiamos sin darnos cuenta
Copiamos para pertenecer, para evitar el juicio, para no sentirnos menos.
Copiar es una defensa: te da un guion cuando no sabés qué decir.
Señales de que estás copiando la vida de otro
Sentís que haces cosas “porque todos lo hacen”.
Cambias gustos, planes o ideas según quién tengas al lado.
Te comparas todo el tiempo.
Tenés éxito… pero no lo disfrutas.
Vivís con miedo a “no dar la talla”.
Qué podes hacer HOY
Pequeños movimientos que cambian todo:
Preguntate: “¿Esto lo quiero yo o lo quiere el mundo?”
Probá elegir algo aunque no esté “de moda”.
Dejá de seguir a modelos que te hacen sentir menos.
Hacé algo solo porque te gusta, aunque sea raro.
Permitite equivocarte sin testigos.
Dejar de copiar no es rebelarse.
Es volver a escucharte.
Preguntas que ordenan
¿Qué estoy copiando para no sentirme solo?
¿Qué parte mía quedó tapada por “lo que hacen todos”?
¿Qué me gustaría hacer si nadie opinara?
¿Qué decisión sería realmente mía?
La originalidad no es inventar algo nuevo.
Es animarte a elegir lo que te hace bien.
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