

Hola, soy Clara.
Soy una mujer como vos —de las que sostienen más cosas de las que cuentan.
Cargo trabajo, familia, expectativas, culpa, tareas que nadie registra
y pensamientos que nadie ve.
A veces parezco entera.
A veces no sé ni por dónde empezar.
Por eso estoy acá.
Para hablar de esa carga invisible que todas llevamos…
y que ya no tiene por qué seguir siendo tan pesada.
La carga invisible
Cómo se siente la carga invisible
Suele aparecer cuando:
Sos “la o el que se ocupa de todo”.
Estás pendiente de lo que otros necesitan.
Te anticipás a problemas que no son tuyos.
Sostenés vínculos, rutinas, decisiones… que nadie nota.
Terminas agotada/o sin saber exactamente por qué.
No es flojera.
Es sobrecarga emocional sin reconocimiento.
Señales de que la carga ya te está pasando factura
Dormís, pero no descansas.
Te irritan cosas mínimas que antes dejabas pasar.
Sentís que “si vos no lo haces, nadie lo va a hacer”.
Te sorprende un enojo que no sabías que tenías.
Te cuesta pedir ayuda… porque nunca aprendiste a hacerlo.
Fantaseas con desaparecer un rato, no para huir, sino para descansar.
No es debilidad: es un límite que pide ser escuchado.
Qué podes hacer HOY
No hace falta soltar todo.
Hace falta soltar algo.
Hace una lista honesta de lo que cargas.
Elegí UNA cosa que no vas a seguir sosteniendo sola.
Pedí ayuda sin justificarte.
Decí “no puedo ahora” sin dar explicaciones.
Permití que otros asuman lo que también les corresponde.
Hacé un descanso breve sin culpa (cinco minutos importan).
La vida no se ordena agregando más esfuerzo, sino repartiendo mejor el peso.
Preguntas que ordenan
¿Qué estoy cargando que no es mío?
¿A quién beneficio… y a qué costo personal?
¿Qué puedo dejar de hacer sin que el mundo se caiga?
¿Qué parte de mí cree que debe ser fuerte siempre?
¿Qué pasaría si hoy alguien me ayudara un poco?
La carga invisible pesa porque va sola.
Compartida, pesa menos.
Hablada, se transforma.
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